viernes, 15 de agosto de 2025

Reseña: Fotografía de vida salvaje: Instantes mágicos, de Andrés Miguel Domínguez Romero y Andrés L. Domínguez Blanco.


Sin duda, una de las grandes experiencias de la vida es poder compartir tu pasión con aquellos que amas. Ese es el caso de este libro, en el que padre e hijo comparten sus experiencias con la fotografía de naturaleza, habiendo viajado, crecido como fotógrafos y fortalecido su relación.

Pero este libro no es un relato de su relación, sino de fotografía de naturaleza. Una disciplina que enamora a todo el mundo, pero que para muchos resulta difícil de aprender. Por eso, los consejos que nos dan en el libro pueden sernos de ayuda, tanto a los noveles como a los que llevamos años fotografiando.

Me encantan la introducción que hay en el capítulo 1: "La fotografía de naturaleza va más allá del mero acto de capturar imágenes. Describe un relato de conexión, respeto y búsqueda de la esencia misma de la vida salvaje. Nuestro objetivo es transmitir las emociones que sentimos al captar cada imagen y el respeto por el mundo natural." Poco más se puede añadir. 

El libro se divide en 4 apartados siendo:
1) El comienzo: Donde cuentan cómo empezaron y logros.

2) Inicio de un proyecto: Aquí nos ayudan a trazar estrategias, tomar decisiones y hablan del equipo.

3) Acción: Una mezcla de conceptos básicos necesarios y conocimiento esencial.

4) Diversidad fotográfica: La verdadera chicha del libro, el apartado más extenso. Analizando fotografías de los autores se explican cómo las tomaron, qué tuvieron en cuenta y otros detalles que nos ayudan a aprender a actuar cuando estemos en situaciones similares. 

Dentro del apartado 4, por ejemplo, encontramos un subtema titulado "Qué profundidad de campo elegimos". De forma breve nos hablan de la PDC, como conseguir tener más o menos en nuestra fotografía y cómo deciden cuanta PDC escoger para la fotografía, poniendo imágenes de ejemplo. 


El libro tiene muchísimas de sus fotografías y siempre se acompañan de un pie de página en el que explican qué animal es, dónde se tomó la fotografía y qué objetivo y valores EXIF usaron. Cabe destacar que, algo que me choca, a diferencia de otros libros, es que nunca ponen marcas de cámara u objetivo, así como tampoco el modelo de la cámara. Se limitan a decir "cámara digital réflex" o "cámara mirrorless".


Para algunos no tendrá mucha importancia, pero para quien quiere iniciarse considero interesante saber el equipo exacto que usan, para tener una especie de base sobre qué comprar. Obviamente (poniendo un ejemplo exagerado), alguien que va a empezar y tiene poco presupuesto no va a comprar una Canon R5 con un Canon RF 200-800mm, si fuera el que estos fotógrafos usan, pero quizás ver que usan una R50 (más económica) y un 600mm (más económico), puede darles una base para empezar. ¿Está mal lo que hacen? Para nada, pero esta es mi opinión personal, sin más.



¿Recomiendo el libro?

Realmente depende. No es un libro que me haya enamorado tanto como esperaba. Me encantan las fotografías y, desde ese punto sin duda lo recomiendo. Ahora bien, en cuanto al conocimiento transmitido considero que podría ser mucho más profundo y avanzado, ya que creo que se queda en la superficie de lo que podemos encontrar en muchos recursos gratuitos. No es que esté mal y sí lo recomiendo, pero creo que las expectativas no deben ser altas. Si estás aprendiendo a fotografiar y quieres empezar haciendo fotografía de naturaleza, sin duda creo que es una buena opción. Si eres un fotógrafo más avanzado y llevas tiempo con naturaleza, seguramente se te quede corto, aunque disfrutarás mucho sus imágenes. 

Por cierto, de un tiempo a esta parte Anaya PhotoClub ya tiene disponibles en formato digital algunos de sus libros. Este se encuentra entre los disponibles tanto en papel físico como digital.

Saber Más | Anaya PhotoClub
Comprar | Amazon

viernes, 13 de junio de 2025

No pierdas la pasión

Como fotógrafo aficionado, he pasado por varias etapas, cada una más compleja que la anterior. Sin duda, las peores han sido aquellas en las que no era capaz ni de coger la cámara, o que, aun haciéndolo, no disfrutaba del proceso.

Eso fue justo lo que me ocurrió en 2017. Me había vuelto tan obsesivo con la teoría, con hacerlo “todo bien”, que dejé de disfrutar. Ninguna foto me parecía suficiente. Todo me parecía una pérdida de tiempo.

Hasta que un día, Jose Mercado me dijo: “Dani, olvídate de todo y solo haz fotos. Disfruta haciendo fotografías.” Y, con esa sencilla frase, hizo que mi mente se diera cuenta de que no iba por el buen camino, cambiase el chip y, como resultado volví a recuperar la pasión. De hecho, podéis encontrar ese post en este mismo blog.

Este post no busca darte lecciones. Solo pretende recordarte algo esencial: está muy bien aprender, mejorar y progresar… pero no a costa de perder el norte. A veces, nuestra obsesión por mejorar nos roba lo más importante: la felicidad.

Piénsalo así: imagina a alguien que va con su familia a la playa, pero como no sabe nadar, pasa todo el día amargado. ¿Es razonable? En absoluto. Puede jugar en la arena, meterse hasta donde hace pie, pasear, tomar el sol, leer, hablar, reír… vivir.

Lo mismo ocurre con la fotografía. Si te frustras porque no logras ese bokeh perfecto, tal vez no se trate de abrir más el diafragma: puede que tu objetivo no lo permita. Y si ese objetivo no está a tu alcance ahora, no pasa nada. Haz lo mejor que puedas con lo que tienes.

A mí, por ejemplo, me encantaría fotografiar un lince ibérico. Pero por más que salgo al campo, no lo consigo. ¿Dejo de buscarlo? ¿Me amargo? No. Disfruto del camino, hago fotos de otras cosas, y si algún día aparece ese lince, estaré preparado. Pero mientras tanto, no he perdido el tiempo. He ganado paseos, he ganado momentos, he ganado otras fotos.

El otro día salí a buscar una cigüeña que suele acudir a un río cercano. Justo al llegar, alzó el vuelo en una escena maravillosa… y yo tenía el objetivo macro montado. No pude hacer la foto. Sentí una punzada de rabia —duró un segundo— y me dije: “Otro día será. Ahora, a disfrutar de lo que hay.” Y eso hice. Fotografié pájaros, insectos, y practiqué técnicas de barrido. Me volví a casa satisfecho.

Eso es lo que quiero que pienses tú también: no dejes que una meta te robe el alma de fotógrafo. Si un plan no sale como esperabas, encuentra otro ángulo, otro motivo, otra luz. Disfruta cada disparo. Disfruta cada imagen. Recréate en los recuerdos cuando las mires con el paso del tiempo. Y sigue creciendo, con calma, sin presión. Esto no es una carrera ni una competición. Es una afición que nos hace felices.

Buenas fotos a todos.



Cigüeña Camponotus Herculeans

domingo, 26 de mayo de 2019

Cómo hice... Autorretrato 24/05/19

Autorretrato 24/05/19


Cámara: Canon E0S 7D con v1/40 f5  ISO 400


Objetivo: Canon 50mm f1.8 STM II


Luz Principal: Sol a través de ventana
Flash relleno: Yongnuo 560 EX II desnudo rebotado en pared azulejos
Reflector 5 en 1 en modo translúcido blanco como fondo.

Hice esta fotografía porque me apetecía hacerme una fotografía. Y de paso probar un poco más mi nueva cámara, la Canon EOS 7D, de la cuál estoy profundamente enamorado.

El set es sencillo, no deja de ser el mismo que en otro autorretrato que tengo en el blog, de hace unos 5 años.

La edición fue una mezcla entre Lightroom y Photoshop.

Esta vez he grabado un breve vídeo explicando el set, para ayudar.


Dejo también el clásico diagrama de luces:




miércoles, 1 de marzo de 2017

"Olvídate de todo y solo haz fotos", o como esta frase salvó mi vida fotográfica

A lo largo de mi vida he recibido muchísimos consejos. Consejos personales, profesionales, mejores y peores, de esto de aquello... Y algunos los llevo guardados en el corazón como un mantra diario que me ayuda a mejorar.

Entre estos esta el que da título a esta entrada, "Dani, olvídate de todo y solo haz fotos; disfruta haciendo fotográfias". De entrada debo decir que es uno de los consejos que más me han ayudado. 

Mi andadura en al fotografía comenzó a comienzos de siglo cuando cogí la réflex analógica de mi padre por primera vez. Sin embargo no fue hasta 2009 cuando empece a aprender en serio. Mi cabeza empezó a llenarse de conocimientos, de teoría y experiencias de otros que me servían para mejorar. Poco después arranque mi blog "aficionados a la fotografía", con el que me encontré a gente maravillosa de este mundo y seguí acumulando mas y mas teoría relacionada con la fotografía y la edición. 

Comencé a buscar la perfección en la composición, en el bokeh, en la historia que hay que contar, en las expresiones faciales, en el color, hasta en lo irracional... Solo para llegar a agotarme mentalmente y dejar de sentir esa tremenda pasión con la que empece a disparar aquella polvorienta Yashika.

Dejé la fotografía aparcada. No me lo podía creer. Pensé que quizás era algo transitorio, que sólo necesitaba un poco descanso. Pero pasaban los meses y no volvía esa pasión. Lo intente varias ocasiones, forzado por mi mismo, pero no había manera. Era un levantarme para ponerme de rodillas otra vez y, cada vez, con menos ganas.

Hasta que mi muy buen amigo Mercado me dijo un día la frase del título. Eso me hizo pensar en que me había olvidado de lo realmente importante. Me recordé con 12 o 13 años, cuando mis tíos de León vinieron a verme y fuimos al oceanográfico de Valencia. Aquel día fue la primera vez que lleve la cámara de mi padre fuera de casa. En un macuto que pesaba mil toneladas y que cargue durante incontables horas con felicidad y dolor de espalda. Solo sabia que tenía que dejar f8 y mover la rueda de la velocidad para que se parase en el centro. Eso y cambiar los carretes; gaste 3 carretes de 36 y tuve que comprar otro allí.... el cual me sablearon a base de bien.

Tener un diafragma fijo que no sabia para que era y preocuparme solo de tener una velocidad x y el enfoque fue algo sencillo. Pero aún así fue un viaje que recuerdo con mucha felicidad. En ese momento lo único que me importaba era pasarlo bien con la cámara. A día de hoy, cuando miro esas fotografías, no me paro a valorar si el enfoque es bueno o no, si respete reglas de composición o mil chorradas mas. Miro esas fotografías y sonrío. 

Lo mismo me pasa cuando miro las fotografías de mi primer año con DSLR. Llevaba la cámara a todas partes, fotografiaba de todo, personas, perros, gatos, amanecer, atardecer, flores, hojas, sombras... Y la cámara y yo éramos uno en sentimiento.

Yo había perdido el amor por la fotografía. Me deje llevar por todo lo que he aprendido estos años y me agobie disparo tras disparo. No estoy criticando lo que he aprendido. Creo que es necesario para mejorar, crecer. 8 años después de comenzar a aprender fotografía aplico muchas cosas de las que he aprendido de forma casi inconsciente y se refleja en mis fotografías, comparadas con las anteriores. 

Pero creo que esa frase que he usado es la clave: "de forma casi inconsciente". Cuando cojo la cámara sé que quiero y sé cómo lograr eso. No me paro a pensar durante horas y me agobio. Pienso un poco, lo justo, y me pongo buena música, me relajo y empiezo a disfrutar disparando. 

Llevo así ya un par de meses y la cuerda no se acaba. Vuelvo a llevar la cámara conmigo a casi todas partes, vuelvo a hacer fotografías que me llenan y, lo mas importante, vuelvo a sonreír. 
 
Hace un par de años me decía a mi mismo que disfrutaba y era feliz fotografiando. Solo eran mentiras.

Porque al final no hay que olvidar que soy un afícionado que sólo quiere disfrutar con su cámara. Si algo más ha de llegar, llegará seguro.

"Déjate de tonterías y haz fotos". 


Gracias por creer en mi hasta en los peores momentos. Gracias, señor Sandia y, también, Spidey. Vuestro apoyo fue la soga a la que me agarré en el precipicio.

A continuación algunas de mis primeras fotografías, con la Yashika de mi padre:

Probando el 70-200mm

Probando el objetivo Macro que aún uso hoy día en digital

La belleza de estas flores me cautivó

Sin duda estas fotografías tienen muchos peros, pero el único pero es que no sabía prácticamente nada de fotografía, pero aún así me encantan estas fotografías y me siguen inspirando.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Cómo hice... Antonio 13 -02-17

_MG_8189

Tras un tiempo de inactividad estoy volviendo a hacer fotografías y, por tanto, os seguiré compartiendo mis diagramas de luces y cómo hice las fotos.

Hoy volvemos con un retrato que le hice a mi amigo Antonio, con el motivo de probar mi nuevo Canon 50mm f1.8 STM, un objetivo que sin duda mejora bastante a su antecesor y que me está dando muchas alegrías.

Aprovechando que en este tiempo de inactividad hicimos obras en mi habitación, ahora es más grande, monté un pequeño estudio improvisado para retrato de medio cuerpo, aprovechando dos reflectores circulares.


Esta era la primera vez en años que disparaba con sólo un flash, pues me he acostumbrado a usar dos flashes (el principal y uno de relleno), pero dado que no podía poner otro flash al lado contrario por la falta de espacio, me tuve que conformar con un reflector plateado.

De fondo usé el reflector 5 en 1 grande que tengo en su modo negro.

El flash era el yongnuo 580 EX II en una ventana de 40 x 60. La potencia no la recuerdo ni la apunté, lo siento.

EXIF CÁMARA:

v: 1/250
f: 4
ISO: 400

DIAGRAMA DE LUCES: 

EDICIÓN: 

Fue editada sólamente con lightroom.

Oscurecí más el fondo, pues con el 5 en 1 a veces no queda tan negro como deseo y se ve feo (además que no pude separar tanto al modelo del fondo como me gustaría para que la luz no llegase).

Subí algo la exposición, porque me quedó un pelín subexpuesta, añadí intensidad al azul de sus gafas (petición del chaval) y nada más.

_MG_8192

En esta segunda fotografía, mismo sitio, mismos valores... todo igual excepto lo siguiente.

Como se puede observar la luz ha cambiado de sitio. En este caso la he puesto encima de la cámara casi, un poco desplazada a mi izquierda, pero no mucho, caída en picado para generar esa famosa "mariposa" bajo la nariz. El diagrama de luces seguro que hace que lo entiendas mejor.

DIAGRAMA DE LUCES:



EDICIÓN: 

Fue editada sólamente con lightroom.

Oscurecí más el fondo, pues con el 5 en 1 a veces no queda tan negro como deseo y se ve feo (además que no pude separar tanto al modelo del fondo como me gustaría para que la luz no llegase).

Y añadí un poco más de contraste.

_MG_8196

EXTRA:

Como extra de estas fotos de Antonio, usando la configuración de la primera fotografía, le pedí que me disparase una foto. Tras varios intentos fallidos porque me cortaba la cara, la cabeza, dejaba mucho aire arriba... por fin dio con una que estaba bien encuadrada. 

Os la dejo para que veáis otra foto, de otra persona, con el mismo diagrama de luces. 


martes, 21 de febrero de 2017

Breve relato de una fotografía

Estoy sentado en mi vehículo, mirando a través del cristal con la mirada distraída. De repente algo llama mi atención. 

De forma casi instantánea se activa una alerta en mi cabeza y, sin pararme a pensar comienza la acción. Agarro mi mochila, saco la cámara y la enciendo. Bajo del vehículo mientras quito la tapa del objetivo. 

Me acerco a una distancia adecuada, llevo el visor óptico a mi ojo izquierdo y, en apenas un segundo o dos ajusto la velocidad adecuada, según me marca el exposímetro. No necesito ajustar el diafragma, pues lo llevo siempre preparado a una apertura que me agrada  y el ISO esta en 100; rara vez lo cambio. Aprieto el pre-enfoque y disparo. Siento correr esa descarga de gozo en mi cuerpo al oír el obturador; ese maravilloso sonido celestial. 

Me doy media vuelta, pongo la tapa en el objetivo, apago la cámara y me siento de nuevo en mi vehículo. Estoy seguro de que hice la foto que quería, no necesito mirarla, porque esta en mi cabeza. 

Sonrío; me siento bien. Ahora volver a la rutina. 

Daniel Sebastián. 

viernes, 27 de mayo de 2016

Cómo hice... Autoretrato strobist 24/05/16

Autoretrato strobist 24/05/16

Mi buen amigo Jose María Mercado me dijo que me comprase un softbox y que no me lo pensase. Y eso hice. Él tiene razón el 90% de las veces, así que me fié. Me alegra mucho hacerle caso, ha sido un acierto.

Así que hice esta fotografía como parte de las pruebas de mi nuevo Softbox 60x60.

Dado que nunca había trabajado con uno necesitaba saber cómo se comportaba en el campo, por lo que nada mejor que un autorretrato para su estreno. Admito que antes de esta foto hice otra que, sinceramente, me hizo enamorarme de la luz que ofrece el soft, pero poco más.

En cambio en esta me quise currar más el fondo, la iluminación y todo (lástima que el modelo no sea gran cosa). Así que lo primero que pensé fue en el fondo. Mi amigo Saul me dijo que siempre uso el fondo negro. No es verdad, pero si que lo uso mucho. Me encanta. Es ideal para destacar a la persona. Así que decidí usar otro fondo, usar la puesta de sol de Granada para ello.

No es la primera vez que lo hacía, por lo que sé trabajar con ese fondo. Al atardecer salgo al balcón de mi casa, monto el equipo y apunto hacia el cielo. Cierro diafragma para que la excesiva luz no sobrexponga la imagen y ya estoy listo para trabajar con el flash.

Mi idea es que el principal fuera el softbox, situado a la izquierda de la cámara. Y usar de recorte el de la derecha, desnudo. Aunque parece que el desnudo se llevó casi todo el protagonismo.

También puse el reflector circular detrás por si rellenaba, pero al final lo descarté. Se quedó ahí (ya que no molestaba a la toma) y por eso lo he añadido en el diagrama de luces.

El mayor problema de esta fotografía lo tuve en el enfoque. No tenía nada que poner ahí, así que "a tientas" fui enfocando y fotografiando, hasta que me cansé de nunca tener el enfoque y cogí el disparador remoto, que me enfocaba y disparaba la foto. Os cuento esto para que cuando hagáis autorretratos lo tengáis en cuenta. Es súper útil.

Los EXIF de los flashes son:

Flash en softbox a la izquierda a potencia 1/2.

Flash desnudo a la derecha a potencia 1/8.

Diagrama de luz:


Revelado:

El revelado se realizó en su totalidad en Lightroom. 

Me limité a ajustar luces y a borrar la suciedad de mi sensor en el fondo.